Paseo por
Atocha I
Hotel Nacional
La
calle de Atocha se puede considerar como uno de los ejes urbanos
más importantes que a tenido la ciudad a lo largo de su
historia. Así, entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX,
comunicaba el centro urbano con el extremo sur-oriental de la ciudad,
prácticamente siguiendo un largo trazado en línea
recta. Esta particularidad fue aprovechada en repetidas ocasiones por
la Corona, ya que se antojaba adecuada para servir como escenario de
numerosos ceremoniales de la corte (entradas reales, traslados de
exequias, etc.). La calle finalizaba, como no podía ser de
otra manera, en la Puerta de Atocha, que entonces estaba emplazada
más o menos donde hoy convergen el paseo del Prado y la
glorieta del Emperador Carlos V. El caserío que se
levanta próximo a donde estuvo esta puerta es el que vamos a
ver en este recorrido y fue considerado durante siglos como parte de
las afueras de la ciudad. De hecho, su situación
periférica determinó que desde el siglo XVI se
emplazaran aquí los principales establecimientos
hospitalarios de la corte, trayectoria que continuó en el
siglo XVIII con edificios mejor dotados, como el Hospital General
–hoy Centro Nacional de Arte Reina Sofía-, la
Facultad de Medicina y el Hospital Clínico de San Carlos
–hoy Conservatorio Superior de Música-. La
Puerta de Atocha comunicaba con el exterior a través de una
red caminera que se había remodelado y ornamentado durante
el siglo XVIII. Por ella uno se podía dirigir hacia el
Convento de Nuestra Señora de Atocha –hoy
Basílica y Panteón de Hombres Ilustres-, o
podía tomar dos de los caminos que se dirigían
hacia el sur, bien el que pasaba junto al santuario de Santa
María de la Cabeza, de quien luego tomó el nombre
dicho paseo, o bien se podía llegar hasta la Dehesa de la
Arganzuela y el río Manzanares por el Paseo de las Delicias. A
mediados del siglo XIX todo este paisaje empezó a cambiar.
Con el derribo de la Puerta de Atocha en 1851 se inició una
tímida expansión urbana que cobró
vigor en la década siguiente, a raíz de la
demolición de la cerca que encerraba el caserío y
con el trazado de los nuevos barrios del ensanche. A todo esto
contribuyó la construcción de la segunda
línea férrea del país y de la primera
estación de Madrid, emplazada a unos pocos metros de
distancia de donde estuvo la antigua puerta. Ciertamente,
más que de una estación se trataba de un simple
embarcadero que facilitaba el acceso al ferrocarril que se
dirigía a Aranjuez. El
crecimiento de la red ferroviaria hizo que la
Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y
Alicante reemplazara este embarcadero por la gran estación
monumental que vemos en la actualidad y conocemos como
Estación de Atocha o del Mediodía. Fue construida
entre 1890 y 1892 con una impresionante armadura de hierro que hoy da
cobijo a un interesante jardín tropical. A finales de la
década de 1980 se empezaron a construir nuevas dependencias
ferroviarias para articular el tráfico de la red de
cercanías y los nuevos trenes de alta velocidad (AVE).
Decenas de miles de pasajeros utilizan a diario sus instalaciones, pues
se ha convertido en uno de los principales nudos de
comunicación ferroviaria de la ciudad y de la provincia. Frente
a la estación, a finales del siglo XIX se abrió
el paseo de la Infanta Isabel como prolongación del Paseo
del Prado y antesala del nuevo barrio del Pacífico. A
través de este nuevo eje urbano, que vino a segregar parte
de los terrenos del antiguo Olivar de Atocha, se establecía
una relación más directa con la carretera de
Valencia y entre el casco viejo y los nuevos barrios del este. Entonces
coronaba este entorno el Observatorio Astronómico,
construido en el Cerro de San Blas por Juan de Villanueva entre 1790 y
1808. La iniciativa estatal contribuyó a hacer
más elegante la cabecera de este paseo con la
construcción de edificios de grandes proporciones y trazas
monumentales, como el Ministerio de Fomento –hoy de
Agricultura Pesca y Alimentación-, el Museo
Etnográfico –hoy Antropológico-, y la
Escuela de Obras Públicas con un pequeño taller
de electromecánica, actualmente convertidas en dependencias
del Ministerio de Educación y Ciencia. Detrás
del paseo de la Infanta Isabel, los apasionados por la lectura pueden
encontrar libros curiosos y antiguas ediciones en las numerosas casetas
de libreros que se disponen a lo largo de la Cuesta de Moyano. Al
sur de la glorieta del Emperador Carlos V se encuentran los barrios
ortogonales del ensanche que fueron construidos durante la segunda
mitad del siglo XIX. Al igual que otras áreas del sur, estos
barrios del ensanche estuvieron en principio destinados más
a usos industriales que residenciales, precisamente por su
cercanía a la red ferroviaria. Esta tendencia se
invirtió durante la segunda mitad del siglo XX y hoy apenas
quedan restos de aquella actividad fabril e industrial.
HOTEL
NACIONAL
Paseo del
Prado, 48.
Ya
desde principios del siglo XX empezaron a aparecer numerosos hoteles en
las inmediaciones de las estaciones de ferrocarril que
ofrecían alojamiento a los viajeros. Uno de ellos fue el
Hotel Nacional, situado en el Paseo del Prado, frente a la
estación de Atocha.
Concebido como un
hotel de lujo con 300 habitaciones, fue construido por el arquitecto
Modesto López Otero en 1924, si bien el proyecto del
edificio databa de 1919. Desde su inauguración en febrero de
1925, se convirtió en un hotel muy popular, especialmente su
cafetería, muy frecuentada por jóvenes literatos
madrileños.
En 1977, el
hotel cerró sus puertas permaneciendo clausurado durante
más de veinte años, hasta que en junio de 1997
volvió a abrir sus puertas de la mano de la cadena de
hoteles NH, habiéndose reformado completamente sus
instalaciones. Actualmente alberga 213 habitaciones, una suite y varios
salones para conferencias, negocios y otras actividades.
Del caché
solo tengo que deciros que es un VIRTUAL y que para poder registrarlo
como encontrado deberéis haceros una foto con vuestro GPS,
ó a vuestro gps solo si es que no teneis a nadie que os haga
la foto ó no queréis salir en la misma, con el
edificio del hotel de fondo. Después, cerca de las
coordenadas dadas, en la estatua dedicada a D. Claudio Moyano, anotad
la última palabra escrita en negro en su pedestal, pues
esta, de seis letras y todas en mayúsculas, será
el CC que os permitirá registrar este TC como encontrado.
Espero
que os guste el sitio que os he querido enseñar al haceros
ir ahí, para que vosotros lo pudieseis visitar.
Y
como siempre os digo.
¡¡¡Vista,
suerte y… a por el caché!!!
Churro
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