EL DUENDECILLO BURLÓN

EL DUENDECILLO BURLÓN 

Esto es la historia de un cuento, de lo que a un viajero le ocurrió, cuando al bajar en la estación de Picassent, al final con un duendecillo se topó.

Salió de la estación a la calle, y luego hacia el sur caminó, pero enseguida de pronto, una gran sorpresa se llevó.

El viajero que tenía prisa, en la esquina una bolsa de oro se encontró, y cuando vio que no lo veía nadie, en su bolsillo la escondió. (Esquina sureste de la fachada de la estación. Cifra de 4 dígitos en la esquina inferior izquierda del registro de electricidad)

Más tarde siguió hacia el sur, hasta un puente verde que vio, y allí la vía del tren por el puente, a toda prisa cruzó.

Caminando en dirección oeste, hasta el primer cruce siguió, y desde allí hacia el sur sus pasos, con gran júbilo dirigió.

Luego giró hacia el sureste, y unos pocos pasos caminó, pues en seguida debía girar al suroeste, y en la primera calle giró.

Caminó hasta cruzar el parque y un cruze, y no se detubo a descansar, luego giró hacia el sureste, y caminó hasta la esquina en la que había un bar.

Después giró hacia el suroeste, justo en la esquina del bar, y como no tenía mucha hambre, continuó sin parar.

Siguió feliz caminando, hasta al final a un parque llegar, y en el extremo sur del parque, otra bolsa de oro volvió a encontrar. (Señal de tráfico en el extremo sur del parque. Cifra con los tres dígitos intermedios de un teléfono de Madrid)

En seguida se puso en camino, sin pararse a descansar, y como la calle no tenía salida, por otro puente verde volvió a cruzar. 

Tras gozar de hermosas vistas, hacia el sur caminó, y al llegar a un camino verde, otra bolsa de oro se encontró. (Señal de tráfico que hay junto al cementerio. Cifra con los cuatro últimos dígitos de un teléfono de Valencia).

Giró después al oeste, y por el camino verde continuó, hasta llegar al final del camino, y después hacia el oeste giró.

Prosiguió su camino contento, caminando junto las vías del tren hacia el sur, y al final por un túnel hacia el oeste, cruzó de nuevo las vías al albur.

Tras salir del pequeño túnel, siguió hacia el oeste hasta el final, y al girar al norte vio un parque, que era muy grande y genial.

Se adentró en aquel gran parque, y no podía creer lo que vio, junto la zona de ejercicios, otra bolsa de oro más encontró. (La cifra de la agrupación de tres dígitos tras el prefijo de un número de teléfono que hay en el panel de la zona de ejercicios)

Siguió caminando hacia el norte, y cuando a un cruce de cinco calles llegó, a lo lejos junto a un algarrobo, otra bolsa de oro avistó. (Cifra de cuatro dígitos en la chapa metálica que hay en el poste de cemento junto a la garrofera)

Justo cuando cerraba la bolsa, cuando ya la iba a guardar, de pronto una voz misteriosa, le comenzó al viajero a susurrar.

Era un duendecillo diminuto, que había en aquel lugar, que decía que todas las monedas eran suyas, y que se las tenía que dar.

 Sí devolvía todas las monedas, le guiaría hacia lo que vino a buscar, y si no se las devolvía todas, nunca jamás lo podría encontrar. 

Y entonces el sorprendido viajero, todas las monedas le entregó, al pequeño duendecillo, que simpáticamente de el viajero se burló.

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EL CACHÉ 

Al final todas las monedas y ni una más y ni una menos, serán las que te harán falta para poder negociar con el duendecillo "invisible" y poder conseguir el caché.

Al contestar correctamente en el GeoChecKer, el duendecillo se hará visible, y las coordenadas que aparecerán serán las del lugar donde el duendecillo aparece en la historia, por lo tanto serán las de tu ubicación. Pero lo importante no será eso, será las indicaciones que os de El Duendecillo Burlón para conseguir el caché.

Para poder registrar el caché como econtrado, necesitarás la contraseña incluida en el contenedor del caché.

Muy buena búsqueda, mucha suerte y ¡¡¡feliz Geocaching!!!