Morgan Adams la Pirata

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Morgan Adams la Pirata

Corría el año 1629, cuando en la vieja casa de los Adams entre plantaciones en la pequeña Isla Escorpión al sur de Guadalupe en las Pequeñas Antillas, antes de morir durante el parto la madre de Morgan Adams hija y heredera del principal terrateniente de la isla, le hizo un solemne juramento a su querida hija estando esta aún en su vientre antes de nacer. Que ante todo y por encima de todo, pasase lo que pasase siempre estaría a su lado y la protegería.

 
Debido a las revueltas y constantes saqueos que en aquellos días hubo tras la conquista de la isla por parte de las tropas francesas en nombre del Rey de Francia, el caos reinante en la isla las matanzas y la feroz persecución que por parte de la corona se ejercía sin piedad a cualquiera que fuese sospechoso de practicar la piratería, el padre de Morgan se vio forzado a huir echándose a la mar con su pequeña hija recién nacida entre sus brazos a toda prisa, abandonando el lugar y dejando tras de sí para siempre su hogar.

 
Una vez pudo escapar con su pequeña hija de Isla Escorpión, el padre de Morgan más tarde conocido como Harry el Negro, puso rumbo hacia la Isla de la Tortuga para buscar refugio en el lugar más abyecto jamás conocido sobre la faz de la tierra. Un lugar plagado de bucaneros y todo tipo de  prófugos de diferentes nacionalidades huídos de la justicia.

Durante años, Morgan creció en ese ambiente, rodeada de las más aguerridas tripulaciones y de los más temibles barcos que hasta el más bravo de entre los bravos con solo escuchar sus nombres, se echaba a temblar. De sucias tabernas frecuentadas por la gente más ignominiosa y de la peor calaña que uno se pudiese topar. Pero sobre todo, la mar. Desde su más tierna infancia, la brava mar la abrazó convirtiéndose así en su madre adoptiva, aprendiendo a navegar y a luchar como cualquiera de los hombres más fieros que en aquél lugar uno se pudiera encontrar.Hasta que al cabo de los años, por fin, la pequeña Morgan creció, y su nombre se hizo célebre respetado y temido a lo largo y ancho de todo el Mar Caribe.

 
Fue una época trepidante, de viajes y aventuras, en donde los pocos momentos de calma y paz, en los que podía disfrutar de las tranquilas y cálidas noches tropicales del Mar Caribe, su padre Harry el Negro, a menudo le recordaba a bordo de su viejo barco El Lucero del Alba, el eterno juramento que su madre le dedicó en el lugar de donde provenían y del que dramáticamente tuvieron que huir.

 
Por todo ello al cabo de un tiempo, el padre de Morgan una noche estrellada de suave brisa marina a bordo de El Lucero del Alba estando anclado frente a las costas de Maracaibo, le entregó un mapa de la isla a la joven muchacha. Un mapa el cual, revelaba la ubicación del lugar donde nació.

 
Pero al estar la isla fuertemente custodiada y controlada desde entonces por la corona francesa, convirtiéndose así en un importante baluarte de la lucha por la supremacía en el Caribe entre las monarquías europeas, visitar de nuevo el lugar no podía ser posible sin correr el riesgo de ser descubiertos. Por ello, debido a las citadas circunstancias más los dramáticos acontecimientos que posteriormente acaecieron en el seno de la familia de Morgan, y que más tarde conducirían hacia el descubrimiento de La Isla de las Cabezas Cortadas, al cabo de muchos años, Morgan regresó a la isla que la vio nacer para ocultar allí su parte del botín.

 
Mucho tiempo ha transcurrido ya desde entonces, y el Tesoro allí sigue aún oculto en aquél recóndito lugar olvidado de la mano de Dios, esperando que algún descendiente de Morgan y buen conocedor de la historia de sus antepasados, consiga descubrir la ubicación secreta donde Morgan ocultó el mapa en las entrañas de un misterioso lugar, para así con él, recuperar su parte del botín con gran júbilo y emoción. 

Aunque Morgan desgraciadamente, a su madre nunca conoció,

la promesa que su madre le hizo, ella nunca jamás olvidó. 

Y debido al cruel destino, que injustamente tomó aquella decisión, 

durante toda su vida entera, la llevó en lo más profundo de su corazón.

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EL CACHÉ

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Muchas gracias, y muchísima suerte a todos.

                                                                                                                                                                                                                            John Flint